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CRÓNICA CIELO, TIERRA, ASFALTO DE LA F1. TIERRA, ARENA Y… CIELO ACAPULCO

A 18 segundos de la arrancada y en la primera de las curvas, así se vio a Checo Perez, salir volando…

Los motores surcaron el cielo, otros años, dejando una simbólica, estela tricolor, verde blanco, rojo, la fuerza aérea anunciaba el arranque de los motores en tierra de la F1. Hoy la FAM esta dedicada a ayudar.

Los bólidos de la F1, coloridos, en tierra, aparean el hule negro de sus llantas, con el negro del asfalto especial, festivo, del Gran Premio de México.

En la tierra artificial, los pilotos, acaso embajadores o invasores pilotos extranjeros y un mexicano, Sergio Pérez con la carga del orgullo nacional, de la velocidad del tiempo y el dolor en alguna latitud golpeada. Logró dar una vuelta y se ubicó en posición de damnificado tras chocar contra Lecrec. Si el casco de Dia de muertos sí lo protegió, pero no como alebrije amuleto local.

En el cielo capitalino. se disolvieron los ayeres nublados, entre las nubes de huracanes idos y por venir En tierra, los colores de todos santos, en el casco de Sergio “Checo” Pérez, montado en el toro de Red Bull. En tribunas el México de la F1.

En el mar, en medio de la tregua que otorgaron los vientos, otra competencia, la de la vida la sobre… supervivencia de los heroicos acapulqueños rescatando vida, bienes, cuerpos, arrancados al agua para entregarlos a la tierra. Recuerdos  tras el paso de otro bólido: Otis.

Entre esa tierra, versión de arena, el cielo que se ocultó cobarde tras las rachas rudas de más d 100 km/hr. Sometieron a la tierra con forma de concreto armado y cimientos, los gigantes edificios ultrajados, tratando de sostener su vista al mar. Competencia por la vida, que parecía irse en forma de aire y sí, la de algunos cuyos alientos extinguió. Vientos que suspendieron el aire de la respiración. Vientos que se llevaron vidas.

Cielos, tierras, aguas dulces con humanos gritando en la la F!, cielos, tierras y aguas saladas con humanos gritando silenciosos, inspiraciones de un brusco, letal, tifón.

En tierras del altiplano, cruzan la meta, en la dulce evasión. Otros, allá,  silenciosos palean lodos y hojas de palmeras… ramos de tumbas.

Los F1 cortan el viento de ozono capitalino aerodinámicamente, en Acapulco los vientos de sal cortaron vidas. Un consuelo, un huracán, como las abejas, muere cuando mata.

Cielos, tierras de un México simultáneo, surrealista, Día de San Juditas, luna llena y vísperas de Días de muertos.

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