Sábado 27 de agosto, 2023
POR: Brenda Fonseca
“Si el agua destruye caminos, ¿Qué no hará con tus intestinos?”, decía un buen amigo, que como ustedes imaginarán se la pasaba en “el agua” (tomando); pero cómo entender esta frase en un contexto como Alemania país cervecero por excelencia, donde de acuerdo a los últimos índices, su población ha bajado considerablemente el consumo de cerveza, sustituyéndola por agüita.
Beber cerveza en Alemania es casi casi un deporte nacional, cómo explicar que el consumo por persona ha bajado en promedio por 100 litros anuales, esto es tanto como imaginar que en México se deje de consumir gradualmente tequila.
Lo cierto es que este tema tiene de cabeza a las grandes empresas cerveceras del país bávaro, tan solo en un año, esto es de 2020 a 2021, se registró una caída de 187 millones de litros menos con respecto a lo que consumieron los alemanes en 2019, según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), quien precisó que es el segundo año consecutivo con ventas a la baja.
Si bien esta industria como muchas otras en el mundo se vio afectada tras la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19, pues bares y restaurantes estuvieron cerrados y con ello se paralizó al sector cervecero; también es verdad que, existen otros factores que han contribuido a que hoy día se encuentren en esta situación.
Pongámonos en contexto, pues pocos saben que desde la década de los 70’s el consumo de cerveza ha venido a la baja, pues en aquellos ayeres, los habitantes de este país europeo consumían en promedio 150 litros anuales; 21 años después, es decir para 1991, el consumo per cápita fue de 141 litros por ciudadano alemán.
Tampoco debemos de perder de vista, que este fenómeno va a la par en el aumento en el consumo de agua embotellada en el mundo, por lo que Alemania no es la excepción, pues de 1991 a 2021 su consumo se duplicó, ya que las personas pasaron de consumir de 79 litros anuales a 160.
La Asociación de Cerveceros de Baviera aporta un dato revelador, pues mientras el consumo de cerveza tradicional ha bajado, paralelamente ha subido la aceptación de la cerveza sin alcohol, lo cual atribuyen a los nuevos estándares que llevan a la población a cuidar más lo que consumen, ya que según los expertos, la cerveza sin alcohol contiene menos calorías y carece de los elementos dañinos de la bebida tradicional, aun y cuando muchos especialistas de la salud, la recomiendan en cantidades moderadas.
Otra situación que ha afectado a las cerveceras son las reglas más estrictas de consumo y tráfico en Alemania, ya que cada vez hay que conducir más lejos para llegar al trabajo y este a su vez es más mental que físico, lo que requiere mayor concentración.
En fin, el nuevo estilo de vida laboral, saludable y la cada vez más escasa agua potable de la cual se requieren miles de litros para su elaboración, han puesto en jaque a esta industria en uno de los países donde tomar cerveza era como beber agua.
Pero no todo está perdido, pues seguramente muchos mexicanos, como siempre solidarios ante la desgracia ajena, estarían dispuestos a “sacrificarse” e ir al rescate de la industria cervecera alemana ¿Quién dijo yo?
