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México tiene la extraordinaria oportunidad de constituirse en la plataforma de producción de contenido en español más importante del mundo: Epigmenio Ibarra

  • Por: Zavianny Torres Baltazar

LordMoléculaOficial

Epigmenio Ibarra, periodista, corresponsal de guerra, fundador de la productora de contenidos televisivos “Argos”, de forma conjunta con Carlos Payán y Hernán Vera. Desde hace algunos años es uno de los productores de contenidos y series para Netflix, más importante de Latinoamérica. Actualmente es constructor de la narrativa presidencial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Proviene de una familia de siete hermanos que sostuvo su madre, debido a que su padre falleció a temprana edad.

De padres activistas en el movimiento católico progresista, en el movimiento seglar, muy alimentado por la Teología de la Liberación, en la que cuenta entre sus personajes icónicos a los sacerdotes Samuel Ruiz y Sergio Méndez Arceo. Sin duda, influencia que despertó una especial sensibilidad humanista que en su trabajo periodístico va proyectando, como parte de su legado comunicacional.

En los primeros días del 2020 el productor Epigmenio Ibarra nos concedió entrevista periodística para la plataforma de noticias Los Ángeles Press. Son de las contadas entrevistas exclusivas que al día de hoy ha concedido a un medio, tras entrar en vigor la administración actual.

En ésta nos da la primicia de su visión de los días por venir. De temas que en pleno 2023 tienen relevancia y gozan de actualidad. Más aún, algunas de ellas parecieran premoniciones y siguen siendo tema de la agenda Nacional. He aquí su reedición.

En 1996 surge una irrupción en la TV mexicana, el estereotipo de las telenovelas de “se casan y son felices para siempre” lo rompe Epigmenio Ibarra con “Nada personal”. ¿De ese tiempo al México actual qué ha cambiado?

Con la televisión nos ha sucedido como aquello que hablaba el  presidente de una firma de consultoría de tecnología, quien decía que con el futuro sucede lo que con los espejos retrovisores, siempre está más cerca de lo que aparenta; en el caso concreto de la comunicación y de la televisión, el futuro nos atropelló.

Cuando nosotros empezamos hacer televisión, tú te tenías que parar para cambiar de canal y no valía la pena cambiarle de canal porque no había canales. Casi con el control remoto apareció TV Azteca y luego llegó el cable y entonces las opciones empezaron a variar y después irrumpió el internet y las plataformas. La televisión abierta entró en crisis y surgieron otras formas de expresión, y la narrativa cambió radicalmente. Un poco en la misma irrupción con la que nosotros empezamos hace 26 años.

La telenovela que hicimos desde entonces hasta últimas fechas, tenía más un lenguaje cinematográfico: construcción de personajes, tenía personajes que eran arquetipos más no estereotipos. Y hoy, ése es el lenguaje, mucho más orientado por la narrativa de las series norteamericanas (en contraposición de las telenovelas latinoamericanas) en las que importa más el personaje que los acontecimientos, es el personaje el que detona y lo que le pasa al personaje es lo que determina la historia.

Entonces cambió la narrativa, cambió el medio de distribución, cambió el hábito de consumo y cambió la relación con la audiencia. La pantalla se “democratizó”, porque también hay imperativos comerciales, se rompió la regulación del Estado, ¡ésa la rompimos nosotros directamente con “Nada personal” y “Expediente 13/22:30”!, o sea, no se puede entender nada de lo que hemos hecho sin “Expediente 13/22:30”, que es el antecedente, con esa iniciativa de Verónica (Velasco) comenzamos hacer fricción y, poquito más atrás, con los reportajes de asignación especial, con el trabajo en la guerra, el trabajo de Verónica en el periodismo, ésas dos cosas determinan la ruta que vamos a tomar.

Pienso que tus coberturas de las guerrillas en Latinoamérica fueron detonantes y enriquecedoras para tu quehacer periodístico…

A mí me forjó la guerra; a Verónica el trabajo periodístico en asuntos de seguridad y policiacos –lo más duro del periodismo. Era la primera mujer que en México cubría esa fuente. Y con Hernán Vera, mi compañero de la guerra, pues también aprendimos: porque el conflicto siempre es un crisol de lo mejor y lo peor del ser humano.

Aprendimos muchas cosas sobre el hombre (como ser humano) sobre la manera de acercarse a la realidad, aunque sabíamos muy poco de narrativa audiovisual.

En tu serie “Las Aparicio”, hay un personaje con ese nombre, que interpreta Damián Alcázar…

Es un homenaje mixto, por un lado a Hernán Vera, y a una médica mexicana que murió en combate en El Salvador. Quisimos hacer un homenaje a los internacionalistas. Y hay otra cosa de fondo, es mi relación con mis hijas, porque cuando te vas a la guerra abandonas, te vas a pelear por un mundo mejor pero a los tuyos los condenas a un mundo de mierda, y entonces era muy curioso, porque al personaje de Hernán lo escribía mi hija Natassja y el personaje de “su” hija lo interpretaba mi hija Eréndira (Ibarra), y entonces era un proceso de terapia familiar.

Catártico…

Efectivamente, catártico, de terapia familiar en pantalla.

Sobre la izquierda

Epigmenio abrega todavía la Teología de la Liberación, de esa noción del apostolado seglar. En su momento, estudia la carrera de Filosofía, y descubre en el Marxismo una herramienta de análisis, pero no un dogma, especifica. Del Marxismo aplica lo que considera lo más importante: “La onceaba tesis sobre Feuerbach”, la cual –dice– «no hay que pensar el mundo, hay que transformarlo».

La otra clave del pensamiento del productor es luchar contra la corriente mayoritaria de la izquierda mexicana, de “convertirse en un profesional de la derrota”, aferrase a dogmas, por tanto ser derrotado una y otra y otra vez. En sus palabras:

La izquierda latinoamericana tiene una vocación marcada por la derrota, ensalza a sus mártires, pero no a sus héroes vivos. Recuerda sus derrotas, pero no recuerda sus victorias. Vemos mucho la derrota de Argentina y de Chile, pero nos olvidamos de la espectacular, profunda y contundente victoria de El Salvador. Nos pasa un poco lo mismo en México.

Tú y Verónica, unos maestros para romper cercos mediáticos…

Hemos tratado, aunque después de la guerra, lo que nos sucedió es que no encontramos espacio para ejercer el periodismo, y eso fue una bendición, porque decidimos que si nos cerraban la puerta del periodismo buscamos por dónde entrar. Verónica abrió “Expediente 13/22:30”, el cual nos condujo a la ficción. Y parafraseando a Clausewitz, hicimos de la fricción el periodismo por otros medios, en un país donde no se hablaba de nada en los noticieros, comenzamos a hablar en la telenovela del país.

Sobre el cine mexicano

En otro orden de ideas, en el tema de la industria cinematográfica nacional, es una pena que no se dé el apoyo gubernamental suficiente, que no se le dé la transcendencia que tiene…

Sí tiene apoyo. Tanto que se producen 175 películas al año. El problema es la orientación del mercado, y cómo se privilegia la comedia romántica, la comedia, y cómo hay poco espacio para el drama, para películas de autor más serias. Tienes que ser una figura como Cuarón, como Iñárritu, como Del Toro para mantener espacios. Ellos son extraordinariamente talentosos y brillan en el escenario mundial, han sido transformadores del cine a nivel universal. Pero sí, nuestros cineastas jóvenes que quieren hacer cosas de gran calado tienen dificultades, porque el mercado está dominado por aquello que vende boletos.

¿Qué iniciativas podríamos impulsar para incentivar la industria cinematográfica nacional?

Estamos en un momento extraordinariamente brillante. Un momento estelar para México. En lo político, en lo social y en la producción de contenidos. El español se va a volver el lenguaje vehicular del entretenimiento, por encima del inglés. Por una razón muy sencilla, somos más los hispanoparlantes que los angloparlantes.

El chino no viaja tan fácil, el español se consume en toda Europa, se consume en muchos países con facilidad. A mí, la telenovela “Nada personal” me abrió camino.

Reparo en tu espectro visionario sobre hábitos de consumo…

Y la cosa es que México es el país más grande de habla hispana y el segundo país más grande de habla hispana son los Estados Unidos de América y en los EEUU el 68% (de hispanoparlantes) son mexicanos.

En ese contexto México tiene la extraordinaria oportunidad de constituirse en la plataforma de producción de contenido en español más importante del mundo. En el momento en que el español se va a volver la lengua más importante del entretenimiento. ¿Qué tenemos que hacer? Formar industria entender que no es el cine y la televisión, es la televisión, y que la televisión son las plataformas.

El mercado de entretenimiento, de producción de contenido en América-latina, valía hasta el año pasado 500 millones de dólares, este año que viene, sólo en México se van a gastar 500 millones de dólares.

Te emociona, te incentiva hablar de esto…

Pues sí, es el futuro. Debemos lograr que el gobierno entienda que la industria del entretenimiento televisivo, es una industria que vale la pena. Tenemos que lograr que el gobierno entienda que ya no son los grandes concesionarios los protagonistas. Si no que ahora toman otra dimensión las plataformas y los productores independientes.

Sobre la corrupción del Partido de Acción Nacional

Dos últimas preguntas. El panismo beligerante, contextualizado con la captura de Genaro García Luna en Estados Unidos ¿confías que las autoridades de ese país puedan llegar a fondo y se pueda culpar a los expresidentes Fox y Calderón?

No lo sé. Por una razón: hay dos vertientes en el caso de García Luna. Hay un hecho incontrovertible, un hombre que era secretario de Estado, que tenía una trayectoria de policía se volvió inmensamente rico, tiene cientos de propiedades en Miami, una inmobiliaria vaya. Los norteamericanos andan diciendo que esa fortuna viene de los sobornos del narco, sí y no. Es sólo una parte.

La otra parte, es la fortuna que viene de los sobornos de los proveedores de defensa, es decir, de la gran industria armamentística norteamericana ¿hasta dónde van a balconear los norteamericanos a su propia industria, a sus consultores de defensa, a los fabricantes de aeronaves, fabricantes de tecnología, para mostrar la corrupción completa de García Luna y, por tanto de Felipe Calderón, Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y sus administraciones? No lo sé.

Pero García Luna se convirtió en un pesadísimo empresario en la industria inmobiliaria en Miami, en la industria de la seguridad y la inteligencia privadas y en los medios. Puso empresas que hacen estudios demoscópicos, hay que estudiar todo lo que tiene García Luna, es una tarea que debe hacerse en México. Hay que estudiar los miles de millones de pesos que se gastaron en la guerra de Calderón, cuánto fue a dar al bolsillo de García Luna, cuántos están detrás de “México libre” y del esfuerzo de re-elección de Felipe Calderón.

La dificultad estriba en saber que van a privilegiar los norteamericanos, qué van a dar a conocer, hasta dónde van a llegar, ésa es la incógnita.

Pero si habla García Luna todo, y se llega al fondo, se caen todos.

García Luna y Lozoya son los pilares de un castillo de naipes que se derrumba, y si le sumas Rosario Robles, Lozoya y Juan Collado, ahí tienes cuatro patas de la mesa del viejo régimen. En ese castillo de naipes, si mueves una carta se caen todas –depende de qué carta– te estoy hablando de cuatro cartas, hasta ahorita, que son determinantes: energía, clientelismo electoral, mecanismos para esconder la riqueza y burlar la justicia y seguridad. Son cuatro patas de un sistema corrupto y corruptor. Ah, súmale aparato corporativo de trabajadores: Romero Deschamps, son cartas que sostienen el castillo.

Sobre el cambio de régimen

Para concluir. Desde la perspectiva de Epigmenio Ibarra ¿las y los mexicanos podemos confiar en qué habrá un cambio radical en lo relacionado a políticas de Estado en lo social, económico, seguridad?

Sí. Debemos tener la claridad de que es un cambio de régimen que se produce en medio de los rescoldos de una guerra brutal, sangrienta. Y con un viejo régimen que está coludido con los narcos.

Y que sincroniza acciones de descrédito político, con acciones militares. Si tú analizas el calendario de acciones de alto perfil del narco, te vas a dar cuenta que se producen cada tanto tiempo y en momentos cruciales para la 4T.

Yo no descarto una coordinación. Y si me dices que Genaro García Luna, el jefe de seguridad más importante que ha habido en este país era parte del narco, ¿pues qué le cuesta a García Luna levantar el teléfono y acordar una masacre en Minatitlán? No tiene que decir: Háganlo. Sólo tiene que inducirlo: decir, a ti narco y a mi corrupto, nos hace daño este gobierno, actuemos contra la Cuarta transformación: actúa.

Pero ¿qué nexos oscuros existen? para decirle a un capo, tú dale, hermano, tú mata. Pero súbele el perfil, entonces aparecen cosas sintomáticas, empiezan a filmar los operativos; empiezan a producirse en el momento en que Alfonso Durazo y López Obrador están presentando el “Plan de Seguridad”, hay una masacre en La Aguililla. El día que empieza la obra de infraestructura más importante y polémica del sexenio, el aeropuerto de Santa Lucía, se da lo de Culiacán. Y así síguele la pista. Como la masacre de Villa Unión.

Ahora, hay dos cosas sustantivas, ya no hay guerra y en todas estas masacres que han sido perpetradas por el narco, las fuerzas armadas no han desplegado un solo helicóptero artillado, ni han producido bajas colaterales. Cambió. Ya hay transformaciones.

La paz va a tardar en llegar.

En los grandes eventos presidenciales -llámese inauguración del  AIFA, informes, marchas y concentraciones masivas en la CDMX- podemos ver cámara en mano a un Epigmenio Ibarra entregado a su oficio reporteril. Lo mismo que en algún momento produjo el recorrido del Presidente López Obrador a través del Palacio Nacional.

Su participación semanal en el noticiero de Ciro Gómez Leyva da muestra de una apertura al debate inteligente, a la confrontación de ideas y visiones diferentes de diversos temas de la agenda Nacional.

Un tema que debemos observar con visión prospectiva y vital trascendencia para el desarrollo económico y social de nuestra República, es sin duda, el tratamiento que dará -la actual administración- pero sobre todo la administración entrante en 2024 a la industria cinematográfica nacional. Por dos aspectos fundacionales: la cultura y el arte son pilares para la salud de la República. En el plano económico y social, basta saber que Hollywood representa la segunda captación de divisas más importante para los EEUU, sólo después de la industria armamentista.

Podemos imaginar la trascendencia de lograr cimentar una industria cinematográfica propia: generación de empleos, polos de desarrollo, proyección de nuestra riqueza cultural, artística, turística a nivel global. No por nada el cine está considerado como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Deseable que así sea.

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