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CUARTO DE PLANA

EL NUEVO PERIODISMO

POR: HÉCTOR RAMOS

Jueves 25 de enero, 2024

En la semana por terminar, el tema del periodismo absorbió parte de impresos, medios electrónicos y redes sociales para advertir sobre una “censura” presidencial contra la presentadora de noticias Azucena Uresti, luego de anunciar su salida de Milenio Diario, “debido a las circunstancias”, las cuales nunca aclaro y prefirió sembrar la duda entre su público y voceros de la derecha que la secundaron en lo que yo llamaría el nuevo periodismo, aquel que no informa, pero que se dedica a buscar errores y fallas del gobierno para hacer verdaderas campañas de desprestigio, que irán en aumento conforme se acerque el proceso electoral de este año.

Es el nuevo periodismo, que no se enseña en las aulas, que practican todos aquellos que no estudiaron la carrera, pero que sí tienen la influencia, los compadrazgos y los amigos para llegar a tener el poder de un micrófono, una pantalla de televisión y espacios en medios escritos, en los principales medios de comunicación, haciendo el oficio, pero sin la ética que todo periodista debe tener, con el claro propósito de denostar contra el gobierno federal.

Si usted querido lector se pone a investigar, encontrará que Joaquín López Dóriga, hizo estudios truncos de derecho; su mentor, Jacobo Zabludovsky, se recibió de abogado en 1967, pero por aras del destino y dicho por el mismo, en 1944 inició a trabajar en la XEQK radio, en donde daba la hora y pasaba los anuncios; luego ingresó a la Cadena Radio Continental de noticieros y un año más tarde a la XEX-AM, como subjefe de Servicios Informativos.

En los años 50 entró al canal 4 para después, durante 27 años, conducir el noticiario estelar de Televisa “24 horas”. Sin duda, Zabludovsky creo una forma de hacer periodismo, sin serlo de profesión, un periodismo servil al sistema que incluso llegó a decir que prefería conservar al amigo que dar una información “para que todo mundo lo lea”.

Pedro Ferriz de Con, que anda disperso y sin una brújula que lo oriente, ahora usa sus redes sociales para denostar contra la 4T y el presidente, estudió ingeniería; Sergio Sarmiento que tiene espacio en El Heraldo radio, es Filósofo; Leonardo Curzio, que los hemos visto en Enfoque Noticias y en Canal 40 y otros medios, es Sociólogo y Carlos Loret de Mola, cuyo jefe de Roberto Madrazo en Latinus, escribe en El Universal y está en W radio, es economista.

Insisto, ninguno de ellos tiene la carrera de periodista, desconocen que quien lo ejerce lo hace como un servicio social a la población que tiene el derecho de estar informada del acontecer nacional.

El nuevo periodismo que han creado les sirve para alterar la información y engañar a su público que los lee o los escucha, con noticias sensacionalistas en contra de la cuarta transformación y el gobierno del López Obrador. No ven logros gubernamentales, esos los omiten, pero si informan las “fallas y errores” que se alteran con comentarios al gusto de sus jefes de la estación de radio o de televisión y editoriales en medios escritos.

Fue este gobierno de López Obrador que quitó el yugo de la presión y censura gubernamental, esa con la que se amenazaba a los directivos y jefes mediáticos; a las redacciones para que frenaran esa “noticia” en contra del orden gubernamental o presidencial, porque de inmediato habría consecuencias que se traducían en reducir la millonaria publicidad, en el mejor de los casos o quitar la concesión de la radio o de la televisión o el recorte drástico de papel en el caso de los periódicos.

Cuando uno pensaría que esa libertad de expresión de la que hoy se goza serviría para hacer una mejor labor periodística, pasó exactamente lo contrario, se tradujo en una libertad mediática para expresar lo que consideran que no funciona, que no sirve, que son “abusos de poder”. Léase el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, por citar solo tres grandes obras realizadas por este gobierno.

Y como si fueran esos tiempos de control gubernamental, en donde se quitaban a periodistas de un día a otro, hoy los medios se aglutinan con el caso Uresti dando por hecho que el presidente López Obrador manda a cortar cabezas en los medios con tal de no perjudicarlo.

Viene a propósito una reflexión y pregunta, ¿cuándo el presidente ha necesitado de los medios de comunicación como para censurarlos? o más directo, ¿cuándo los medios han ayudado a López Obrador? No los necesitó, ni lo hicieron, cuando fue víctima de fraudes electorales como en 1994, cuando se impuso a Roberto Madrazo como gobernador de Tabasco; ni en 2006, cuando por medio del fraude Felipe Calderón llegó a la presidencia; ni en 2012, en el que por medio de triangulaciones, el PRI gastó más de 4 mil 500 millones en la campaña presidencial para colocar a Enrique Peña Nieto como primer mandatario del país.

El control gubernamental a los medios que se hizo por años en que gobernó el PRI y luego el PAN, no permitía que al opositor López Obrador se le abrieran espacios en radio, televisión y prensa escrita y si los había, era muy limitados. Eso no ha cambiado, los mismos medios siguen haciendo historias contra López Obrador y su gobierno, lo que nunca se vio con otros presidentes.

El nuevo periodismo dejó la oportunidad histórica de gozar de esa libertad de expresión para informar, dejó de lado la verdad, prefiere la mentira y la calumnia. Ya lo decía aquel periodista polaco Kapuscinski: “cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.

Y vaya que sí.

h.ramos623@gmail.com

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