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La Casa de las mariposas, una historia ligada a la UNAM

POR: José Sobrevilla

Martes 23 de enero, 2024

         Ubicada en la calle de Comercio y Administración por Copilco, casi para llegar a Odontología, donde está el (antes exitoso) Centro Cultural Universitario de la UNAM, Paseo de las Facultades; allí, en esa cafetería, aunque usted no lo crea, llegó a ir a comer el actual rector Leonardo Lomelí Vanegas. Pero la anécdota más atesorada es, sin duda, que el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez pasaba a comprar su yogurt hecho con la fórmula de la abuela de María del Consuelo Monroy Gómez, fundadora de La Casa de las Mariposas. La de aquel día, viernes 5 de enero (2024), fue una reunión afable donde nos acompañaron los amigos Dr. José Antonio Sierra, titular de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades (UNAM) y el Dr. José Luis Musi Nahmias, notable penitenciarista, ex director de Complejo carcelario de Islas Marías y ex Comisionado Nacional del Órgano Administrativo. Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social.

         Para empezar −nos contó María del Consuelo− la historia de La Casa de las Mariposas inició cuando la UNAM estuvo en una huelga de aproximadamente diez meses (1999). “Aquí cerca había dos locales de fotocopias, y por lo del paro, como todos los locales vivíamos de la universidad, tuvieron que cerrar. Cierto día, estábamos comiendo con mi hermano Mario toda la familia, un emprendedor que tenía contacto con cooperativas de café orgánico, quien nos sugirió poner una cafetería y que yo me hiciera cargo de la administración”.  

        

 Consuelo, en aquellos días, vivía en Tlalnepantla, Estado de México, y desde allá se desplazaba a Ciudad Universitaria para atender el negocio. En ese momento el local era la mitad de una cochera, y pusieron una barrita acondicionada para vender café. En el resto de la casa aún vivía con su familia uno de sus hermanos. El concepto de la cafetería era vender buen café y tener un espacio para que los jóvenes fueran a leer.

          “También, por ese tiempo, hace casi 24 años, no había tanto comercio y los muchachos buscaban dónde comer, añadió la fundadora de La Casa de las mariposas, y fueron ellos quienes me empezaron a sugerir lo de la comida. Fue así que empecé con molletes y café; pero algunos de los jóvenes pedían que vendiera sándwiches. Al principio se los hacía con lo que mi mamá tenía en el refrigerador, igual que las sincronizadas, y así fuimos incluyendo a nuestro menú otros alimentos”.

         Como no había muchos lugares dónde comer, se fue incrementando la demanda, y “nos vimos en la necesidad de ampliarnos y poner un letrero donde solicitábamos personas que pudieran ayudarnos a atender. Recuerdo que en la colonia Roma había una cafetería “Rostros y voces” que se vio obligada a cerrar y nos vendió los muebles… fue por diciembre cuando hicimos la ampliación y apenas estábamos barriendo las últimas basuras, cuando ya pasaban los jóvenes y preguntaban ¡¿a qué hora van a abrir?!”. Fueron curiosamente los alumnos de Economía quienes sugirieron que se incluyera un menú vegetariano, cuando todos pensaron que serían los medicina.

Facilitó que se ampliaran más cuando el hermano que vivía ahí decidió irse a vivir a Aguascalientes.

En algún momento, el doctor Antonio Sierra le recuerda a Consuelo la anécdota vivida con el escritor Gabriel García Márquez… y ella agrega que, efectivamente, dentro de los antecedentes de la cafetería, “mi mamá, −por cuestiones de economía− aprendió a hacer un yogurt, receta de una tía abuela, y se los vendía a los estudiantes. Todavía no existía el Metro, y entonces los muchachos se bajaban en Av. Universidad y atravesaban para tomar camión en el circuito y llegar a sus facultades.

− “Cuando era estudiante, yo aquí me bajaba”, agrega el doctor José Luis Musi.

         “…Pues mi madre llegó a trabajar cien litros de leche para preparar su yogurt −argumentó Consuelo− de ese nivel era el éxito; pero también preparaba unas tortas de frijoles con tocino, chorizo, queso, y una embarradura de chipotle. Gustaban tanto que los maestros y alumnos venían desde Economía y otras facultades a buscar sus famosas tortas. Todo esto lo vendía por una reja que tenía una puertita. Un día tocaron la puerta y salió mi mamá… vendió el yogurt, cobró y se fue el cliente. Fue entonces que alguien le comentó:

− ‘Oiga, señora, se dio cuenta ¿quién era su cliente?

− ¡No!, respondió sin gran curiosidad.

– Pues era Gabriel García Márquez, le informaron.

− “Él era muy amigo mío”, comentó José Luis Musi, y “era muy ideático para comer”. “En el Centro Cultural Siqueiros había un canta-bar −siguió narrando− y cada quince días, llegaba él con Mercedes (Barcha) su mujer. La dueña del bar, Magdalena González (directora de cultura del Estado de Tamaulipas), era muy amiga mía. Su esposo, Fernando Muñoz (QEPD), ni se diga, fue amigo desde la primaria, y ellos me presentaron al ‘Gabo’, con quien varias veces me senté en la mesa con ellos.

Un día le quise invitar una botella de vino, pero me dijo que, por su cáncer, lo que más le venía bien era el whisky, y si era Buchanans mejor. Cuando entraba y a veces también cuando se iba, la gente del bar le cantaba “Nube viajera”. Mercedes hacía caras feas y un día le comenté: “A tu mujer nunca le he visto una sonrisa…”

− Así es Barcha, me dijo, pero lo que le da más coraje es que ella sabe que ‘Nube viajera’ no es para ella. Fue para alguien de hace muchos años… y, pues es mi canción favorita.

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− Doña Consuelo, ¿cómo nació el nombre de ‘La Casa de las Mariposas’?

        

Fue en una reunión familiar. Hicimos varias propuestas y lo pusimos a votación. Ganó ‘Papalotl’ y dentro del concepto quedamos que lo íbamos a llenar de muchas mariposas y motivos de café. Llegamos a tener una variedad de mil 200 mariposas de varias partes del mundo. Sin embargo, el registro de marca con ‘Papalotl’ ya estaba ocupado; pero para entonces, los muchachos la daban como referencia ‘¡Estoy en las mariposas!’ y fue así que se quedó el nombre.

Por aquí han pasado varias generaciones de muchachos… En esta cafetería algunas veces vino a desayunar el actual rector de la Universidad Leonardo Lomelí, “bellísima persona”.

− “Se ve que es una persona muy preparada y bastante sencilla”, agregó el Dr. Musi.

− “Siempre pasaba de prisa, pero persistentemente tenía una sonrisa cuando venía”, comentaba Doña Consuelo.

Explicó finalmente el Dr. Antonio Sierra, esposo de Mariana, hija de doña Consuelo, que por la cafetería habían pasado también funcionarios de la Rectoría como Néstor Martínez Cristo, director de comunicación de la UNAM, y ahora titular de comunicación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH; el director de Gaceta UNAM, Juan Pablo Becerra-Acosta Molina, la coordinadora de humanidades Guadalupe Valencia. Directores de los institutos; la directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, Georgina Araceli Torres Vargas; secretarios técnicos, en fin…

− El padre Concha (Miguel Concha Malo) siempre pasaba por su café exprés, comentaba doña Consuelo: Era el confesor de la familia.

LA CASA DE LAS MARIPOSAS

Comercio y Administración #40, Copilco Universidad, C.P. 04360

55 5658 7510

chelo_cafe@hotmail.com

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