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Porfirio

CUARTO DE PLANA

HÉCTOR RAMOS

Mi primer acercamiento con Porfirio Muñoz Ledo fue cuando llegó a ser presidente del Partido de la Revolución Democrática, después de Cuauhtémoc Cárdenas, partido que fundaron juntos, con la adhesión de dirigentes de izquierda, luego de que el gobierno mexicano, encargado entonces de llevar los procesos electorales, no le reconoció al ingeniero su triunfo en las urnas en 1988.

Yo era reportero de radio y prácticamente a diario, Porfirio bajaba a la sala de prensa del PRD donde nos concentrábamos la “fuente” que cubría las actividades del partido, para darnos “línea” de por dónde era la nota que debíamos reportar a nuestro medio, según sus habilidades discursivas, después de que en un evento partidista hablara en algún espacio político.

Era el año de 1996, previo a la elección del primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal, donde el candidato del PRD era, por excelencia el ingeniero Cárdenas, que la soberbia de Porfirio no superó y decidido competirle la aspiración, con lo que se inició así una fisura entre los dos líderes surgidos de Corriente Democrática del PRI en 1987, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio e Ifigenia Martínez y otros, con la que pretendían democratizar la elección interna en el “tricolor” pero que, ante la falta de consenso entre la dirigencia, optaron por salir del partido- gobierno.

Al final, la elección interna la ganó Cárdenas quien el 6 de julio de 1997, hace 26 años, se convirtió en el primer jefe de gobierno y se eligieron 66 diputados que compusieron la Asamblea Legislativa, 40 de ellos, del PRD.

Porfirio tenía una habilidad política para el discurso y retorica legislativa envidiable que es reconocida por propios y extraños, pero que no le alcanzaron para ser candidato a la presidencia de la República por la izquierda, teniéndose que conformar por ser senador y diputado federal, en dos ocasiones, presidente de la Cámara de Diputados y diplomático representante de México en diversos países y organismos internacionales.

Salto de uno a otro partido, incluso apoyo a Vicente Fox y el “voto útil”, argumentando la necesidad de un cambio de régimen en el país y su fractura personal con el candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas.

Ya con Morena en el poder, digamos que el premio de consolación fue entregarle la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador con quien tuvo una serie de encuentros ligados a la lucha democrática hasta 2021 cuando Morena, partido donde militó en sus últimos años de vida, no lo consideró candidato de reelección como diputado federal.

Fue entonces que Porfirio y su orgullo, le llevaron a inclinarse por la descalificación a López Obrador, a su gobierno y a Morena, lo que le costo que no fuera ratificado como embajador de México en Cuba.

Porfirio muere con haciendo un papel de opositor a la cuarta transformación que nadie imagino: convertirse en verdugo de lo que empezó con el Frente Democrático Nacional, que aglutino al movimiento de la izquierda después de 1988 y que después se convirtió en el PRD.

Un desenlace que resulta triste porque Porfirio Muñoz Ledo, fue clave en esa lucha que ahora se continúa con el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena y la llamada 4 transformación de México con Andrés Manuel López Obrador.

Descanse en paz.    

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