CUARTO DE PLANA
HÉCTOR RAMOS A.
Si hasta en las mejores familias pasa, cómo no va a suceder en las arcas del poder cuando se tiene cierto nivel con el que puede solucionarse prácticamente todo con una llamada, y en donde las tentaciones por ofrecimientos económicos, pero también políticos, llegan a ser una realidad, y cuando no se tiene la dignidad suficiente, ni principios que se promulgan en la 4t, pues vienen las traiciones.
El presidente públicamente ha reconocido que ha cometido errores, “somos humanos”, que han terminado en una traición de gente “que recomendé y que nos traicionaron”; lo ha dicho por lo menos una vez.
A la esta lista de deslealtades se suma Julio Scherer Ibarra, cuyo desempeño al frente de la Consejería Jurídica del gobierno actual, sirvió para un teje y maneje de asuntos jurídicos para su beneficio, según cuenta en el libro de su autoría Hernán Gómez Bruera “Traición en Palacio”.
Un texto “revelador” sustentado en 80 entrevistas y testimonios de personajes vinculados al poder político, económico y judicial que explican, cómo Julio Scherer, hijo del prestigiado periodista fundador de Proceso, fue tejiendo una red de negocios, motivado por un “deseo cada vez más grande de dinero y poder personal, que lo llevó finalmente a traicionar al presidente López Obrador, pero sobre todo al proyecto, a la gran narrativa de separar el poder económico del poder político y de combatir la corrupción”.
El escritor y periodista, asegura que Scherer Ibarra, terminó metiéndose en todo, usando el nombre del presidente de la República, levantando el teléfono para pedir favores que muchas veces “se interpretaban como solicitudes del mandatario, algo que es difícil ponerlo en duda desde esa posición de Consejero Jurídico.
Dice el autor que el tema central del libro es el ámbito judicial donde él ya tenía una carrera como bróker, como abogado de la propia justicia, “donde participaba en una serie de esquemas”. Insiste Hernán como el eje central del libro, la forma en que funcionan los negocios judiciales en México. La historia de Scherer Ibarra esta en el aire.
En tanto, en la lista de traiciones al presidente, aparecen nombres de figuras como el de Germán Martínez Cázares, primer secretario de la Función Pública en el gobierno de Felipe Calderón, pero además presidente del Partido Acción Nacional, del que renunció en marzo de 2018, una vez que logró una candidatura para el Senado de la República por Morena, cosa de no creer en el círculo cercano a Lopez Obrador por los antecedentes panistas que tenía, que no obstante, fue nombrado por AMLO, como director del Instituto Mexicano del Seguro Social, cargo que ocupó desde el 1 de diciembre de 2018 al 21 de mayo de 2019, fecha en que renunció al proyecto de la 4T. Hoy ha vuelto a sus orígenes en donde cada vez que puede, embiste al gobierno que le dio cobijo.
Otras figuras en las que “se equivocó” el presidente fue en nombrar a las ministras Margarita Ríos, quien voto en contra de la Ley de la Industria Eléctrica que impulsó el presidente, Loretta Ortiz y el ministro Juan Luis González.
La senadora Lilly Téllez, es parte de la lista de traidores, llegó al cargo bajo las siglas de Morena, pero después se volvió contra este partido y contra el presidente a quien calumnia e insulta al igual que a sus ex compañeros de bancada.
Muchas traiciones, de las y los que eran supuestamente de izquierda y están en el conservadurismo, o los que eran de derecha y están vinculados con quienes antes militaban en la izquierda, “todo este contubernio y promiscuidad política, sin principios ni ideales no es para alarmarse”, ha dicho el presidente.
Lo cierto que las traiciones en puerta ahí están, porque se olvidaron de defender el proyecto de transformación.
