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Grupo T fortalece la investigación científica en México

  • Octavio García ha creado laboratorios y desarrollado pruebas para detectar COVID, VPH y viruela símica
  • Con “NanoLuci” ha logrado diagnósticos rápidos y sencillos para fortalecer la sanidad alimentaria
  • Durante el periodo de pandemia, la empresa alcanzó ingresos que la convirtieron casi en un unicornio
  • Por Gerardo Flores Ledesma

LordMoléculaOficial

Octavio García González es un biólogo mexicano que durante la pandemia sanitaria creó más empleos, fortaleció sus laboratorios de investigación y detonó gran impulso a los jóvenes científicos en la búsqueda de su propio desarrollo.

Actualmente hace negocios con empresarios de nuestro país, con los de EU, con los chinos y exporta a Sudamérica, Centroamérica y hasta el continente africano.

Con su tarea de investigación ha logrado elevar su cifra de contratos en el sector agrícola, alimentario, farmacéutico y tecnológico, a través de empresas innovadoras, mejor conocidas como startups.

En entrevista, García González nos cuenta que como biólogo egresado de la UNAM, con doctorado en Epidemiología Molecular y Biología de la Infección en el Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, formó parte del grupo de diagnóstico de influenza AH1N1, pero tuvo su mayor impulso como empresario durante la pandemia sanitaria de Covid-19 con las pruebas PCR que desarrolló y colocó a nivel mundial.

En pandemia, con el concepto “GENES2LIFE”, desarrolló en tiempo récord la Unidad Móvil de Genómica Avanzada, llamada “Apolo”, y con certificaciones nacionales e internacionales de por medio, se atendió a comunidades alejadas y brindó miles de pruebas gratuitas, ya que ese sector nunca estuvo en la mira de los grandes laboratorios.

“35 millones de personas se vieron beneficiadas con nuestras pruebas”, afirma jubiloso, mientras nos recuerda que se tornó científico y empresario, luego de haber sido actor y músico de rock, pero sin gran éxito.

EL SURGIMIENTO

El presidente y fundador del conglomerado de empresas Grupo T relata que hace 10 años empezó su sueño y tarea de lograr liderazgo científico, lo cual llegó con las pruebas Covid y las de tipo genético para detectar plagas agrícolas y de corte veterinario.

Grupo T es la primera en México y Latinoamérica en producir ácidos nucleicos -insumo básico para la investigación científica y desarrollo de medicamentos-; ha creado las pruebas para diagnosticar brucelosis en la leche o en los agaves y también para detectar la viruela símica en humanos.

Con Grupo T, el doctor García creó la red de apoyo a la detección y diagnóstico inmediato (READI) que opera en Guadalajara, León, Irapuato y Ciudad de México

Destaca que el kit de Grupo T para diagnosticar viruela símica en humanos forma parte de los únicos 5 productos que ha aprobado la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Octavio García también ha donado pruebas para que cientos de mujeres sepan si portan o no el Virus del Papiloma Humano (VPH) y desde hace 3 años trabaja con un equipo de ingenieros enfocados en la reconstrucción facial, a través de la inteligencia artificial.

“NANOLUCI”, UN PROYECTO CONSENTIDO

Explica que uno de sus proyectos consentidos se llama “NanoLuci”, el cual no se concibió para científicos sino para todo el mundo y agrega que se está trabajando con las autoridades en las obtención de las certificaciones respectivas.

Se trata de un pequeño gabinete del tamaño de una cafetera moderna, que en 9 minutos y de forma sencilla permite realizar una prueba de detección para diferentes enfermedades como tuberculosis, VIH, VPH o COVID19, entre muchas más”.

Con dicho equipo no se necesita un laboratorio molecular, que cuesta más de 2 millones de pesos y la contratación de personal calificado. Esa tecnología también puede ser usada en el sector agrícola, en la detección oportuna de plagas en los cultivos nacionales.

“NanoLuci” cuenta con diferentes calificaciones ISO, con el aval de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la aprobación de pruebas de buenas prácticas manufactureras, por lo que en cada hogar podría haber pronto un equipo que nos dará certeza en lo que comemos y bebemos y que fortalecerá los programas de sanidad alimentaria en México.

COYOTE BIOSCIENCE, UN PROYECTO VISIONARIO

Uno de sus proyectos con mayor perspectiva para el futuro es la alianza entre Coyote Bioscience y su laboratorio para el desarrollo de diagnóstico molecular rápido integrado y automatizado.

El principal aliado sería China y la inversión prevista rebasaría los 8 millones de dólares.

Grupo T da empleo a 140 jóvenes que operan en 4,500 metros cuadrados de oficinas distribuidas en Guadalajara, Ciudad de México, León e Irapuato y que realizan pruebas científicas en un laboratorio en León, Guanajuato.

Ha firmado varios convenios de colaboración académica con universidades del país y del extranjero, especialmente de EU, y sostiene un programa de becas para estudiantes y maestros vinculados a la innovación.

Indicó que durante la pandemia, la producción de sus empresas alcanzó ingresos que la convirtieron casi en un unicornio, pero aclaró que todas las ganancias se reinvierten en el Instituto Traslacional de Singularidad Genómica (ITRASIG), cuyo propósito es acompañar a México a una revolución científica, donde nuestro país deje de ser espectador del desarrollo tecnológico de otras naciones.

De la mano de ITRASIG se puso en marcha el Laboratorio de Paneles de Valor, Estándares y Referencias en Irapuato, Guanajuato, con el cual se fabrican materiales de referencia, controles sintéticos y matrices que mimeticen muestras biológicas, para apoyar a los laboratorios y centros de diagnóstico molecular.

Se agrega con ese laboratorio es el primero en su tipo en México y permitirá incrementar la competitividad de los laboratorios actuales, además de que su tecnología se exportará a otros países.

Octavio García subraya que su propósito y el de sus empresas es generar conocimiento y entregar sus beneficios a quienes más lo necesiten en forma directa, oportuna y económica.

Insiste en que junto con jóvenes científicos, el movimiento avanza para dejar de depender de manera sustancial de la importación extranjera en investigación, tecnología e insumos científicos para el desarrollo social, económico y educativo.

Y concluye: “Es la hora de que participemos más de este desarrollo y no seamos sólo espectadores”.

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