spot_img
InicioOTRAS PLUMASCUARTO DE PLANA

CUARTO DE PLANA

  • Por HÉCTOR RAMOS A.
  • LA GUERRILA EN LOS PINOS

Entrar a la “casa presidencial” de Los Pinos es recorrer casonas, salones, jardines, caminos asfaltados en el que cada 10 metros adornan los bustos de personajes como Vasconcelos y Heberto Castillo, por mencionar solo dos.

Caminar por el inmueble que albergó a los últimos 14 presidentes de México, es conocer y recordar los abusos de poder como parte de la historia de este país, porque fue en este lugar donde se tomaron innumerables decisiones que cimbraron a México como el ordenar aniquilar a estudiantes días previos a la inauguración de los juegos olímpicos en 1968 o echar andar la fuerza del Estado para evitar a toda costa que llegará la oposición a la presidencia de la República como sucedió en 1988 y 2006.

Los lujos aún se pueden apreciar, solo faltó la alberca que no se ve, me dijo una de las visitantes al majestuoso lugar ahora conocido como la Casa del Pueblo, en el que las habitaciones y grandes estancias se han convertido en salas de exposiciones de la cultura y artesanía mexicana.

Tal vez lo único queda prácticamente intacto es la inmensa cocina con acabados de mármol blanco donde preparaban los alimentos a la familia Peña Nieto, último presidente habitó el lugar, así como la oficina presidencial que ocupó, donde se puede apreciar el escritorio impoluto de lo que parece ser caoba oscura, con un piso de color madera fina, perfectamente pulida y que es la que resalta en el resto de la casona. 

Los Pinos fue el escenario al que se dieron cita este fin el pasado fin de semana estudiosos, académicos, luchadores sociales, algunos líderes y militantes vinculados a la guerrilla de los años 70tas y principios de los 80tas, para recordar la creación de la Liga Comunista 23 de septiembre.

Grupo armando que aglutino a otros más que se crearon en nuestro país por estudiantes herederos del 68 que vieron frustrados el movimiento pacífico por la apertura y tránsito hacia una política democracita donde pudieran canalizar la lucha ideológica que iniciaron, pero que, ante la cerrazón gubernamental, decidieron convertirla en lucha armada.

Víctor Mendoza fue uno de ellos que, sin ser estudiante, se alisto en la LC23S, movimiento que fue combatido de inmediato por el Estado a través de la Brigada Blanca, un grupo policiaco paramilitar formado por la Dirección Federal de Seguridad y con la coadyuvancia de la policía judicial y las fuerzas armadas de ese entonces.

Venido de una familia marginada de La Cantera, una colonia de Tlalpan, cuyos fundadores provenían del estado de Guanajuato, empezó por a sacar la piedra para cimentar sus casas, pero después decidieron extraerla para vender como un medio de subsistencia. Fue entonces que el padre de Víctor decidió sacarlo de la escuela cuando cursaba el tercer año de primaria, para que le ayudara a romper la cantera con un mazo, un trabajo demasiadamente rudo para un niño, pero que “le sirvió” para darse cuenta de las necesidades que tenían que pasar la gente de su colonia para sobrevivir y de las injusticias de las que le hablaban los mayores.

El Pele, como fue conocido Víctor dentro del movimiento guerrillero, se unió a la lucha estudiantil de los años sesentas y setentas consciente siempre de lo que eso significaba porque era una época donde estaban recientes las represiones y muertes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y el jueves de corpus de 1971 dentro del régimen de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, respectivamente. 

Con la guerrilla en los Pinos, se recordó la creación de la Liga Comunista 23 septiembre, un 15 de marzo de 1973 y como homenaje a los caídos y desparecidos por la Brigada Blanca, se presentaron varios libros con testimonios sobre los “movimientos subversivos” que llevaron a cabo estudiantes, como el repartir el periódico Madera entre la clase obrera de esos años. Uno de estos textos es: “De los pedregales a la guerrilla urbana”, una entrevista que hace el sociólogo Baltazar Gómez al activista Víctor Mendoza y en el que incluye un escrito clandestino que circulo y que una vez leído se aconsejaba destruir.

Pero cosas de la vida, las columnas y acabados de los inmuebles de Los Pinos están hechos de Cantera, la piedra que le costó mucho sufrimiento a Víctor y a su familia, pero que le creo una conciencia política e ideológica, origen de su militancia en la lucha estudiantil.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -
[td_block_1 custom_title="Must Read" limit="4" f_header_font_transform="uppercase" ajax_pagination="next_prev" category_id="9" sort=""]