InicioOTRAS PLUMASCumbre de Norteamérica, nearshoring y seguridad en México

Cumbre de Norteamérica, nearshoring y seguridad en México

  • Dr. Jorge A. Lumbreras Castro
  • Seguridad Nacional

La seguridad es una condición sustantiva del desarrollo social, económico, político y cultural de cualquier nación. La seguridades pública, interior y nacional son facultades del Estado que por principio resultan irrenunciables e intransferibles porque la función básica del Estado es garantizar la vida y los bienes de las personas, el trabajo de las instituciones, así como la integridad del territorio, la vigencia de la soberanía y la independencia ante otros Estados y factores de poder internacional.

Brindar seguridad implica la capacidad de adaptarse a los desafíos presentes o futuros y planear con antelación cuáles son y podrían ser las necesidades de seguridad de los distintos actores sociales y económicos, así como el propio Estado. Por ello, la seguridad constituye una constante reflexión, una materia que plantea innovaciones y cambios y constituye también una función que debe responder a los retos de la dinámica social.  

Lo anterior viene al caso porque en los últimos años se registra un proceso económico relevante para nuestro país y que en el idioma inglés se conoce como: nearshoring; este concepto de forma literal, significa “deslocalizar” o “externalizar” y en forma simple significa que una empresa o unidad productiva toma la decisión de adquirir a otras empresas un producto o un servicio, esto ocurre todo el tiempo porque para una empresa resultaría complejo producir todos los insumos, partes o servicios necesarios para elaborar un producto, comercializarlo u ofrecer una plataforma de atención a clientes. Lo central con el nearshoring es que se busca cercanía, proximidad y facilidad para adquirir estos bienes o servicios.  

Durante varias décadas se registró una tendencia en que las empresas decidieron adquirir bienes y servicios en otros países, en la mayor parte de los casos, países distantes, a esto se le llamo offshoring. Las razones para hacerlo es que el costo resultaba menor por razones salariales, fiscales, costo de materias primas y otras facilidades. Además de adquirir a mejores precios bienes o servicios, se adquiría competitividad al no incrementar costos laborales, administrativos y financieros.

Este esquema propio de las economías a escala funciona a la fecha con buenos resultados porque implica oportunidades para los involucrados y es es probable que se mantenga en los próximas décadas, sin embargo, las empresas tras una serie de análisis se dieron cuenta que este esquema a mediano y largo plazo suponía costos, unos necesarios, otros no, por ejemplo, el cambio de horarios dificulta la coordinación, la distancia también por el tiempo y la logística necesaria para llegar a destino, también el uso de distintos idiomas impone costos a la comunicación, a la atención de los clientes y a la precisión en diversos temas técnicos.

Estos análisis y los efectos de la pandemia por COVID 19, se articularon para que las empresas se plantearan que si bien pueden adquirir productos o servicios a menores precios en países lejanos, también es cierto que hacerlo en países próximos implica ventajas: idioma, proximidad física, comunicaciones, horarios y que las personas puedan viajar ante una eventualidad o celebrar reuniones presenciales programadas con mayores márgenes de sensibilidad y conocimiento. Por ello, el offshoring habrá de convivir con el nearshoring en las próximas décadas, esto no es algo que podría pasar, ya sucede a partir de la relación con EU y Canadá y se expresa en nuevas inversiones para suministrar insumos a esos países y en la demanda de servicios.

En manufacturas, servicios, mercado inmobiliario y otras ramas, las inversiones nearshoring, crecen en nuestro país, la participación de México en el mercado de E.U. registra un crecimiento y ahora es su principal socio comercial. La participación de China se redujo y en ese punto, las oportunidades son mayores para el sector industrial y de servicios. Los E.U. tomaron la decisión de reducir la participación global de China en sus mercados y por tanto, los países cercanos como México son un destino para inversiones que dejarán empleos, impuestos y crecimiento económico.

Bajo esta situación, resulta relevante diseñar una plataforma de planeación que prevea las necesidades públicas para dar sustentabilidad a las nuevas inversiones en distintas ramas, lo que implica aspectos de conectividad digital, comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas, nodos de comunicaciones, servicios básicos de infraestructura, patios industriales, planeación urbana, medio ambiente, manejo de residuos y ciberseguridad.

En evidencia, se configura una agenda estratégica en el marco de la región de América del Norte, si se trata de aprovechar la ruta de política económica de los E.U. con respecto a la participación de otros países en su mercado y en la perspectiva que abre el nearshoring para las actividades productivas de México. Se requeriría entonces un planeamiento desde la convergencia de conocimientos entre el sector empresarial y las instituciones del Estado mexicano para ponderar y orientar la necesidad, alcance y magnitud de las inversiones públicas y privadas para dar salidas a mediano plazo a las oportunidades económicas, más aún cuando se dispone de un mecanismo de nueva generación como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En todo ello, la seguridad es factor para un planteamiento estratégico: que México continúe y fortalezca su papel como principal socio comercial de los EU. La seguridad contiene aspectos que habrían de acompañar un planeo hacia el incremento de inversiones, actividades productivas y provisión de servicios entre las dos economías.

El fortalecimiento de los mecanismos bilaterales, trilaterales y de seguridad internacional vigentes, en particular la seguridad fronteriza, adquieren relevancia, esperándose ver acreditados los compromisos de EU. en tráfico de armas, reducción de la violencia, narcotráfico y modalidades para una migración regulada.

La Cumbre de Líderes de América del Norte significó un espacio para fortalecer el papel de México. El alcance de la Cumbre se expresa en un compromiso por la integración y el crecimiento económico de Norteamérica, que consiste en crear un grupo de doce personas, cuatro por país, con la responsabilidad acelerar el paso para la integración y crecimiento económico. De forma tácita se comprometió que los tres países logren generar el 25 por ciento de las mercancías que importan de Asia, de esa magnitud es el alcance de esta Cumbre y en ese marco, la relevancia de la seguridad en México y en la región.

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