- Por Héctor Ramos A.
- La tesis
LordMoléculaOficial
Seguramente la ministra Yasmín Esquivel no necesita de nadie para defender su honor, su dignidad y su pasado académico, pues sólo ella tendría el interés y los elementos para hacerlo. Lo comento porque el supuesto plagio de una tesis, como parte de un proceso para titularse, no es la Litis del asunto, como dirían los abogados, sino la evidencia del control político que hay detrás de este caso en la que se ve involucrada la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para nadie es un secreto que la máxima casa de estudios se mantiene desde hace por lo menos 30 años en manos del partido político que gobernó al país por casi ocho décadas y de cuyas filas emanaron al menos los últimos cinco rectores, incluyendo al actual Dr. Luis Enrique Graue, del que misteriosamente suprimieron, de un año para otro, de su biografía pública, su militancia priista y en su lugar le pusieron como “apartidista”.
La perversidad de evidenciar un plagio de una tesis, a 37 años que prescribió, con la finalidad frenar por todos los medios posibles que la presidencia de la Corte recayera en una ministra simpatizante de la 4ta transformación se calculó mal y aunque posiblemente logro su propósito porque nada aseguraba que así fuera, se llevó de bruces la imagen pública nacional e internacional de la Universidad Nacional y se salió de las manos.
Esto es lo lamentable, que la UNAM se preste o peor aún esté al servicio de los poderes fácticos para deshacer la imagen de una egresada por encima de su prestigio, máxima cuando la máxima casa de estudios está ubicada como una de las mejores universidades del mundo.
Todo este engranaje se da en el marco del próximo cambio de rector y demás autoridades que se llevará a cabo en unos meses, en la que se perfilan simpatizantes del priismo por un lado y los cercanos a la 4ta transformación por el otro.
La resistencia y presión por mantener el control de la UNAM es mucha y si fueron capaces de evidenciar un supuesto plagio de una tesis pueden hacer algo similar contra los aspirantes a la rectoría que no estén vinculados al grupo de control universitario, empezando por la Asociación Autónoma del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AAPAUNAM), desde donde se vocifera toda clase improperios contra todo lo que sea o relacione con el presidente Andrés Manuel.
Luego entonces, esa derecharización ha permeado en la UNAM conforme fue avanzando el desarrollo de la política neoliberal impuesta desde Miguel de la Madrid, “perfeccionada” por Carlos Salinas de Gortari y continuada por Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto, hasta que se cortó de tajo con el gobierno de López Obrador.
Eso en realidad es lo que está en juego, la disputa por México de dos proyectos para una misma nación como argumentan Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela: “uno, que fueron robusteciendo PRI, PAN, sindicatos patronales y grandes empresarios durante la segunda mitad del siglo XX”. Y “otro proyecto discontinuo bajo la constante presión: fraudes electorales, guerra sucia, y guerras puercas; plata o plomo”.
Yo agregaría, una lucha entre liberales y conservadores por el poder que viene del siglo XIX y que se acentúo con la llamada Guerra de Reforma o Guerra de los tres años, que ganan los primeros con Juárez y que no es más que la aprobación de leyes liberales que estructuraron un Estado moderno, basado en los ideales de libertad e igualdad, separado de la Iglesia católica y que continúo durante el siglo XX.
Por eso sostengo que la tesis, el metro y todos los logros de la 4T, son susceptibles de ser descalificados y sufrir una serie de ataques por parte de los partidos
opositores, grupos vinculados a los poderes facticos con el uso de medios de comunicación afines, con un claro fin político: contrarrestar los efectos del cambio político, económico y social, que están dominando al país para bien con la cuarta trasformación que encabezada por López Obrador.
