Seguridad Nacional
Dr. Jorge A. Lumbreras Castro.
La seguridad nacional en México como concepto, instituciones que la integran, propósito y agenda, atraviesa por un debate donde se encuentran dimensiones jurídicas, institucionales y necesariamente políticas. ¿Qué es la seguridad nacional? ha sido una pregunta reiterada en las últimas cuatro décadas, en especial, en los últimos 20 años cuando se involucró a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y a la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), en el combate al narcotráfico bajo la figura de la seguridad nacional, entre otros aspectos no menos relevantes.
Así las cosas, diferentes actores reiteran que la seguridad nacional tiene que ver con la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano tal y como lo establece la Ley en la materia -2005-; otros aseveran que la seguridad nacional se relaciona con la independencia, integridad y soberanía del Estado mexicano en sus dimensiones de seguridad interior y defensa exterior; unos más, señalan que el concepto de seguridad nacional en México es tan amplio que diferentes planes, programas, políticas públicas y acciones podrían circunscribirse a su interior o bien bordar sus límites; y distintos actores abogan por dejar atrás el concepto de seguridad nacional y en su lugar retomar el concepto de seguridad humana adoptado en la resolución 66/290 de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).
Finalmente, habría de hacer referencia a una situación evidente, cada país, define de acuerdo a sus aspiraciones y objetivos nacionales, circunstancia geopolítica, geoestratégica y problemáticas de mayor envergadura lo que asume como seguridad nacional. De este modo, no puede establecerse una agenda única para todos los países, aunque existen problemáticas y antagonismos internacionales que las naciones coinciden en señalar como asuntos de seguridad internacional en una relación estrecha con su agenda de seguridad nacional, no sin un debate contínuo.
En México son múltiples los análisis, las propuestas y los estudios para fortalecer el sistema de seguridad nacional, esto desde luego involucraría una reforma de gran calado que alcanzaría a la Constitución, diversas leyes, instituciones y sistemas de colaboración institucional. En otros términos, no es que no se conozca o comprenda qué se necesita hacer para mejorar el sistema de seguridad nacional, simplemente no se ha hecho, y la razón fundamental es que esta empresa implica una compleja construcción.
En principio, es necesario asentar que en nuestro país la seguridad nacional es de carácter civil, esto es, las instituciones, sistemas y agendas de trabajo están bajo responsabilidad de instituciones civiles en su mayoría; en segundo término, la seguridad nacional no forma parte de las misiones generales de las Fuerzas Armadas, en cambio la Ley de Seguridad Nacional las involucra en la materia; en tercer término, existe una dislocación entre el marco legal y los planes y acciones que se desarrollan en este ámbito; en cuarto lugar, se registran antagonismos regionales e internacionales que afectan la seguridad de la nación, empero, se continua con una Ley que surgió para otra circunstancia y cuyo origen se remonta a un debate derivado de violaciones a la privacidad de las personas. No extraña entonces que la Ley de Seguridad Nacional asemeje más un corpus jurídico para regular la intervención de comunicaciones privadas que una plataforma amplia que brinde conceptos, organización y metodología para una materia que, entre otras cosas, debe indicar jurídica y operativamente cómo la nación busca perseverar en el tiempo y en la historia.
Los esfuerzos de diferentes instituciones de educación superior por integrar la agenda de análisis de la seguridad nacional están localizados, es la forma de decir que son pocos, aunque prestigiados y con claustros académicos que se especializan y forman cuadros interesados en las dimensiones de la seguridad nacional. Por otra parte, en lo tocante a las instituciones del Estado mexicano, el Consejo de Seguridad Nacional se reúne esporádicamente, su composición es materia de debate, y la forma en que procesa informaciones de otras instancias, también está a discusión, no se diga su vinculación con centros de estudio e investigación que nuestro país ha edificado y que mucho aportan y pueden aportar para conocer los riesgos y amenazas que enfrentamos en medio ambiente, salud, tecnologías, seguridad pública, narcotráfico, producción y tráfico de armas, enfermedades, plagas, trata de personas, agenda migratoria, golpes blandos y demás antagonismos de los que ninguna nación puede excluirse.
La seguridad nacional en México experimentó en pasadas administraciones federales momentos históricos complejos, cambios de perspectiva y coyuntura que interesaron sus objetivos. Son los casos de la creación, reforma y extinción de diferentes instancias, a saber: Sección Primera de la Secretaría de Gobernación en 1918; Departamento Confidencial en 1929; este departamento cambió de nombre a Oficina de Información Política en 1938; Departamento de Investigación Política y Social (DIPS) en 1942; Dirección Federal de Seguridad (DFS) en 1947; Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS) -que integró a la DIPS- en 1967; Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DGISN), en 1985 -fusionó la DGIPS y la DFS fue desintegrada; Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) en 1989 que sustituye a la DGSIN; y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en 2018.
Habría de reconocerse que, la creación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), inició la profesionalización en este campo de conocimiento con responsabilidades operativas y tácticas. Sin embargo, el cambio de políticas, la migración de su personal a otras instituciones de seguridad pública, las acusaciones reales o imaginarias sobre su desempeño, y errores de concepción sobre su postergado papel como una institución de Estado, llevaron a su erosión, sin olvidar los señalamientos de espionaje hacia actores políticos y sociales.
La creación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en la actual administración generó un momento diferente en la institucionalización de la seguridad nacional que se sintetiza en: formar de cuadros especializados; b) generar políticas transversales para sumar el esfuerzo de otras agencias del Estado mexicano; c) avanzar hacia una unidad de doctrina e impulsar una cultura de la seguridad nacional; y d) aportar propuestas para el perfeccionamiento institucional con el fin de cumplir diversos objetivos públicos.
Sin embargo, ha quedado pendiente una reforma integral a la Ley de Seguridad Nacional y desde luego, una necesaria reforma constitucional que de un estatus específico a esta responsabilidad de Estado.
Habrá de alcanzarnos la necesidad de fortalecer nuestro sistema de seguridad nacional y en ese punto, será necesario responder preguntas complejas y asumir definiciones: ¿cómo afirmar los objetivos nacionales ante la comunidad internacional?; ¿cómo asumir la defensa exterior y la seguridad interior al seno de la seguridad nacional?; ¿cómo definir los antagonismos que afectan a la nación misma?, ¿cómo construir o reformar las instituciones y los sistemas que lo hagan posible?, ¿cómo edificar una institucionalidad del Estado en las agencias responsables de la seguridad nacional, con qué autonomía y con qué controles?; ¿cuáles son los ejes de la seguridad interior al seno de la seguridad nacional y ese marco como pensar la gobernabilidad democrática, el Estado de derecho y el orden interno de las instituciones?; ¿cómo edificar una agenda de seguridad nacional al seno de América del Norte?; y ¿cuáles son los márgenes políticos para una estructura jurídica e institucional propia y de avanzada ante las tensiones internacionales y el agotamiento de los referentes de legitimación, estabilidad y desarrollo vigentes desde 1989.
